miércoles, 25 de septiembre de 2013

Síntomas, iconos, símbolos



Para comunicarnos empleamos signos mediante los cuales expresamos ideas y nos referimos a las cosas del mundo que nos rodea. Por ejemplo, el dibujo de una paloma blanca es un signo con el que nos referimos a la propia paloma; pero, además, también es el signo con el que nos referimos a la idea de “paz”.

Ya sabemos que existen dos clases de signos: las señales por un lado y los síntomas por otros. Estos últimos también reciben el nombre de indicios.

1) Los SÍNTOMAS o INDICIOS son signos que hacen referencia a fenómenos naturales y no tienen intención de comunicar nada, aunque sí nos indican algo. En los síntomas, entre el signo y su significado hay una relación de continuidad; es decir, una cosa es consecuencia de otra. Son aquellos signos que, sin parecerse al objeto significado, mantienen con él alguna relación de dependencia. Cualquier objeto que nos permita entender su causa es un síntoma: el humo es un síntoma de que hay fuego, la ropa que lleva una persona es un síntoma de su manera de ser, la palidez de una persona es síntoma de enfermedad, lo mismo que la fiebre, etc. Y así, las huellas en un camino son síntomas o indicios de vida; igual que el agua en la costa es indicio o síntoma del mar. Un rayo es indicio de tormenta. Un nubarrón negro es síntoma de lluvia.



2) Señales. Las señales son signos creados por el ser humano para comunicarse. Son convencionales; esto es, resultado de un acuerdo entre los usuarios. Y están codificadas, porque siguen las reglas de algún código. Se dividen en dos: iconos y símbolos.

ICONO. Cuando guardan alguna relación de semejanza con la realidad a la que representan. Son signos intencionados que se caracterizan por una gran similitud con el objeto representado. El carácter significativo del icono permanece aunque el objeto haya dejado de existir: la fotografía de una persona es un ejemplo de icono, un dibujo de una paloma es un icono de “paloma”. Entonces, los dibujos, las pinturas, las fotografías, son todos iconos. Cualquier imitación de la realidad es también un icono. Aunque, en ocasiones, el usuario debe tener ciertos conocimientos para entender la semejanza entre el objeto y su representación; por ejemplo, en un mapa hay que conocer una serie de datos arbitrarios (la escala, las curvas de nivel o los significados de los colores) para interpretar la información. Los emoticonos son una especie de código o jerga en clave que circulan por Internet: son grafismos gestuales que ayudan a expresar estados de ánimo, emociones (alegría, sorpresa, tristeza, seriedad, guiños de ojos, etc.), añadiendo expresividad a la comunicación escrita.

    

SÍMBOLO. Entre el signo y su significado no hay ninguna relación, ni de continuidad ni de semejanza. Estos signos son intencionados y basan la relación con lo representado en una convención totalmente arbitraria, en la que no hay ninguna semejanza ni parecido, lo que quiere decir que hemos llegado al acuerdo de referirnos a una idea mediante el uso de esa señal. Por su carácter convencional, el símbolo solo existe mientras haya un intérprete capaz de asociarle un significado. Por ejemplo: una paloma blanca se ha convertido en el símbolo de la paz, lo mismo que una cruz roja simboliza la ONG de la Cruz Roja o tres estrellas simbolizan la categoría de un hotel. Igualmente, hemos convenido las señales de tránsito y, por ejemplo, en ellas se ha estipulado que el triángulo sirve para referirse a la idea de precaución. Por ejemplo, el alfabeto Morse está compuesto de signos totalmente arbitrarios, y también son símbolos la bandera de un país, los signos del zodiaco, el escudo de un equipo de fútbol como símbolo de ese equipo, etc.

    

domingo, 15 de septiembre de 2013

Tilde en "qué", "cuánto", "cuál", "dónde"...

¿Dudas respecto a cuándo palabras como ‘qué’, ‘cuál/es’, ‘quién/es’, ‘cómo’, ‘cuán’, ‘cuánto/a/os/as’, ‘cuándo’, ‘dónde’ y ‘adónde’ llevan tilde y cuándo no?

El secreto está en diferenciar si tienen sentido interrogativo o funcionan como relativos. Pero ojo, si aparecen con verbos como 'haber', 'tener', 'buscar', 'encontrar', 'necesitar' o similares, puedes estar ante una excepción… Veamos:

Las palabras qué, cuál/es, quién/es, cómo, cuán, cuánto/a/os/as, cuándo, dónde y adónde son tónicas y se escriben con tilde diacrítica cuando tienen sentido interrogativo o exclamativo. Estas palabras, por sí solas o precedidas de alguna preposición, introducen oraciones interrogativas o exclamativas directas:

¿Qué ha dicho?
¡Con qué seriedad trabaja!
¿Con cuál se queda usted?
¿De quién es esto?
¡Cómo ha crecido este niño!
¡Cuán bello es este paisaje!
¿Cuántos han venido?
¿Hasta cuándo os quedáis?
¿Adónde quieres ir?

También introducen oraciones interrogativas o exclamativas indirectas, integradas en otros enunciados:

Ya verás qué bien lo pasamos.
Le explicó cuáles eran sus razones.
No sé quién va a venir.
No te imaginas cómo ha cambiado todo.
La nota indica cuándo tienen que volver.
Voy a preguntar por dónde se va al castillo.

Además, pueden funcionar como sustantivos:

En este trabajo lo importante no es el qué, sino el cuánto.
Ahora queda decidir el cómo y el cuándo de la intervención.

Sin embargo, cuando estas mismas palabras funcionan como adverbios o pronombres relativos o, en el caso de algunas de ellas, también como conjunciones, son átonas (salvo el relativo cual, que es tónico cuando va precedido de artículo) y se escriben sin tilde:

El jefe, que no sabía nada, no supo reaccionar.
Esta es la razón por la cual no pienso participar.
Ha visto a quien tú sabes.
Cuando llegue ella, empezamos.
¿Estás buscando un lugar donde dormir?
No dijo que estuviese en paro.
¡Que aproveche!

Aunque los relativos, presenten o no antecedente expreso, son normalmente átonos y se escriben sin tilde, hay casos en los que pueden pronunciarse tanto con acento prosódico como sin él. Esta doble posibilidad se da cuando los relativos introducen subordinadas relativas sin antecedente expreso, siempre que el antecedente implícito sea indefinido y tenga carácter inespecífico (una persona, alguien, algo, algún lugar, nadie, nada, etc.). Esto ocurre cuando la oración de relativo sin antecedente depende de verbos como haber, tener, buscar, encontrar, necesitar, etc., que admiten complementos indefinidos de carácter inespecífico. En estos casos es aceptable escribir el relativo tanto con tilde, reflejando la pronunciación tónica, como sin ella, representando la pronunciación átona.

El problema es que no hay con qué/que alimentar a tanta gente.
Ya ha encontrado quién/quien le quiera y no necesita nada más.
Buscó dónde/donde sentarse, pero no había asientos libres.
No tenía cómo/como defenderse de las acusaciones.