miércoles, 25 de septiembre de 2013

Síntomas, iconos, símbolos



Para comunicarnos empleamos signos mediante los cuales expresamos ideas y nos referimos a las cosas del mundo que nos rodea. Por ejemplo, el dibujo de una paloma blanca es un signo con el que nos referimos a la propia paloma; pero, además, también es el signo con el que nos referimos a la idea de “paz”.

Ya sabemos que existen dos clases de signos: las señales por un lado y los síntomas por otros. Estos últimos también reciben el nombre de indicios.

1) Los SÍNTOMAS o INDICIOS son signos que hacen referencia a fenómenos naturales y no tienen intención de comunicar nada, aunque sí nos indican algo. En los síntomas, entre el signo y su significado hay una relación de continuidad; es decir, una cosa es consecuencia de otra. Son aquellos signos que, sin parecerse al objeto significado, mantienen con él alguna relación de dependencia. Cualquier objeto que nos permita entender su causa es un síntoma: el humo es un síntoma de que hay fuego, la ropa que lleva una persona es un síntoma de su manera de ser, la palidez de una persona es síntoma de enfermedad, lo mismo que la fiebre, etc. Y así, las huellas en un camino son síntomas o indicios de vida; igual que el agua en la costa es indicio o síntoma del mar. Un rayo es indicio de tormenta. Un nubarrón negro es síntoma de lluvia.



2) Señales. Las señales son signos creados por el ser humano para comunicarse. Son convencionales; esto es, resultado de un acuerdo entre los usuarios. Y están codificadas, porque siguen las reglas de algún código. Se dividen en dos: iconos y símbolos.

ICONO. Cuando guardan alguna relación de semejanza con la realidad a la que representan. Son signos intencionados que se caracterizan por una gran similitud con el objeto representado. El carácter significativo del icono permanece aunque el objeto haya dejado de existir: la fotografía de una persona es un ejemplo de icono, un dibujo de una paloma es un icono de “paloma”. Entonces, los dibujos, las pinturas, las fotografías, son todos iconos. Cualquier imitación de la realidad es también un icono. Aunque, en ocasiones, el usuario debe tener ciertos conocimientos para entender la semejanza entre el objeto y su representación; por ejemplo, en un mapa hay que conocer una serie de datos arbitrarios (la escala, las curvas de nivel o los significados de los colores) para interpretar la información. Los emoticonos son una especie de código o jerga en clave que circulan por Internet: son grafismos gestuales que ayudan a expresar estados de ánimo, emociones (alegría, sorpresa, tristeza, seriedad, guiños de ojos, etc.), añadiendo expresividad a la comunicación escrita.

    

SÍMBOLO. Entre el signo y su significado no hay ninguna relación, ni de continuidad ni de semejanza. Estos signos son intencionados y basan la relación con lo representado en una convención totalmente arbitraria, en la que no hay ninguna semejanza ni parecido, lo que quiere decir que hemos llegado al acuerdo de referirnos a una idea mediante el uso de esa señal. Por su carácter convencional, el símbolo solo existe mientras haya un intérprete capaz de asociarle un significado. Por ejemplo: una paloma blanca se ha convertido en el símbolo de la paz, lo mismo que una cruz roja simboliza la ONG de la Cruz Roja o tres estrellas simbolizan la categoría de un hotel. Igualmente, hemos convenido las señales de tránsito y, por ejemplo, en ellas se ha estipulado que el triángulo sirve para referirse a la idea de precaución. Por ejemplo, el alfabeto Morse está compuesto de signos totalmente arbitrarios, y también son símbolos la bandera de un país, los signos del zodiaco, el escudo de un equipo de fútbol como símbolo de ese equipo, etc.

    

domingo, 15 de septiembre de 2013

Tilde en "qué", "cuánto", "cuál", "dónde"...

¿Dudas respecto a cuándo palabras como ‘qué’, ‘cuál/es’, ‘quién/es’, ‘cómo’, ‘cuán’, ‘cuánto/a/os/as’, ‘cuándo’, ‘dónde’ y ‘adónde’ llevan tilde y cuándo no?

El secreto está en diferenciar si tienen sentido interrogativo o funcionan como relativos. Pero ojo, si aparecen con verbos como 'haber', 'tener', 'buscar', 'encontrar', 'necesitar' o similares, puedes estar ante una excepción… Veamos:

Las palabras qué, cuál/es, quién/es, cómo, cuán, cuánto/a/os/as, cuándo, dónde y adónde son tónicas y se escriben con tilde diacrítica cuando tienen sentido interrogativo o exclamativo. Estas palabras, por sí solas o precedidas de alguna preposición, introducen oraciones interrogativas o exclamativas directas:

¿Qué ha dicho?
¡Con qué seriedad trabaja!
¿Con cuál se queda usted?
¿De quién es esto?
¡Cómo ha crecido este niño!
¡Cuán bello es este paisaje!
¿Cuántos han venido?
¿Hasta cuándo os quedáis?
¿Adónde quieres ir?

También introducen oraciones interrogativas o exclamativas indirectas, integradas en otros enunciados:

Ya verás qué bien lo pasamos.
Le explicó cuáles eran sus razones.
No sé quién va a venir.
No te imaginas cómo ha cambiado todo.
La nota indica cuándo tienen que volver.
Voy a preguntar por dónde se va al castillo.

Además, pueden funcionar como sustantivos:

En este trabajo lo importante no es el qué, sino el cuánto.
Ahora queda decidir el cómo y el cuándo de la intervención.

Sin embargo, cuando estas mismas palabras funcionan como adverbios o pronombres relativos o, en el caso de algunas de ellas, también como conjunciones, son átonas (salvo el relativo cual, que es tónico cuando va precedido de artículo) y se escriben sin tilde:

El jefe, que no sabía nada, no supo reaccionar.
Esta es la razón por la cual no pienso participar.
Ha visto a quien tú sabes.
Cuando llegue ella, empezamos.
¿Estás buscando un lugar donde dormir?
No dijo que estuviese en paro.
¡Que aproveche!

Aunque los relativos, presenten o no antecedente expreso, son normalmente átonos y se escriben sin tilde, hay casos en los que pueden pronunciarse tanto con acento prosódico como sin él. Esta doble posibilidad se da cuando los relativos introducen subordinadas relativas sin antecedente expreso, siempre que el antecedente implícito sea indefinido y tenga carácter inespecífico (una persona, alguien, algo, algún lugar, nadie, nada, etc.). Esto ocurre cuando la oración de relativo sin antecedente depende de verbos como haber, tener, buscar, encontrar, necesitar, etc., que admiten complementos indefinidos de carácter inespecífico. En estos casos es aceptable escribir el relativo tanto con tilde, reflejando la pronunciación tónica, como sin ella, representando la pronunciación átona.

El problema es que no hay con qué/que alimentar a tanta gente.
Ya ha encontrado quién/quien le quiera y no necesita nada más.
Buscó dónde/donde sentarse, pero no había asientos libres.
No tenía cómo/como defenderse de las acusaciones.

miércoles, 24 de abril de 2013

Premios del V Concurso Literario Colegio El Valle (II)

Categoría: Primer Ciclo de E.S.O. (1º-2º ESO)

Modalidad: narrativa

Trabajos seleccionados

Tras la lluvia sale el sol, Blanca Álvarez (1º ESO A)

     La chica rubia se rió al ver cómo quedaba una marca carmesí tras su puñetazo. Carcajadas se oían por todas partes cada vez que recibía un golpe en público. Un público que disfrutaba con mi humillación... La campana sonó y, como si del telón de un teatro se tratara, puso fin a mi dolor. Me levanté pese a las heridas y caminé hasta la fila. Me coloqué la última, sin mirar a nadie a los ojos. ¿Y para qué mirarles? Todas las miradas son, o de pena por mí, o de asco. Y esto me lo gané por ser diferente al resto. Mi mirada se ve vacía. Pero, si alguien se acerca y mira detenidamente verá mi sufrimiento.
     Al entrar en clase me coloqué en primera fila. Y a mi lado, como cada día, estaba la chica rubia de antes. El profesor empezó a explicar y yo empecé a dibujar en mi libreta.
     -Perdona, don Luis, ¿puede salir un segundo? -preguntó un profesor desde la puerta. Don Luis asintió con la cabeza y salió cerrando la puerta. La chica rubia me quitó la libreta de las manos y se puso de pie en la silla.
     -¡Mirad lo que ha hecho nuestro bichito raro! -gritó mientras alzaba mi libreta-. Ups... se me ha roto -dijo, mientras arrancaba la hoja de la libreta y la rompía frente a mi cara. Ella se volvió a sentar correctamente en su silla y me dedicaba una sonrisa malvada.
     Don Luis entró nuevamente en clase y reanudó la explicación. Yo miré a la pizarra con un pellizco en el corazón.
     Después de las clases me fui a mi casa andando, para evitar otro encuentro con aquella chica en el autobús. Empezó a chispear... Nada más llegar a mi casa corrí por las escaleras a mi cuarto. Una vez allí, dejé mi mochila en el suelo y me tumbé en mi cama mirando por la ventana cómo caía la lluvia. Y así se hizo de noche.
     Al día siguiente, en el instituto, todo transcurrió con cierta normalidad, hasta la hora del recreo. Cuando salí al patio vi que amenazaba tormenta, y no solo me refiero al cielo. Ella estaba allí de nuevo, mirándome con gesto desafiante. La pesadilla rubia avanzó hacia mí. Imaginé lo peor. Cerré los ojos con fuerza y apreté los dientes, esperando de su puño, o de sus palabras, un nuevo impacto.
     Pasaron unos segundos pero el golpe no llegaba. En su lugar, comencé a oír murmullos, risas ahogadas y más tarde carcajadas. Me atreví a abrir un ojo y me quedé sorprendida ante la escena: mi pesadilla rubia rodeada por un tumulto de gente señalándola y riéndose de ella. La lluvia que había comenzado a caer con más intensidad había desdibujado su ridículo maquillaje. Espesos goterones de rímel resbalaban por su rostro, parecía un patético payaso de circo.
     Había llegado mi oportunidad. Mi venganza. Me acerqué a ella con intención de unirme a las burlas y devolver todo el daño que me había hecho. Pero al mirarla de frente, a la cara, y ver la vergüenza y el ridículo reflejado en sus ojos ennegrecidos, me di cuenta de que ya no la temía. Tampoco la odiaba. Solo sentía comprensión y lástima. Saqué un pañuelo del bolsillo de mi cazadora y se lo ofrecí. Ella me miró atónita. No podía creer que yo desaprovechase la oportunidad de vengarme y que, en cambio, le ofreciera mi ayuda.
     Ella agarró el pañuelo y se limpió la cara. Me sentí más poderosa y más libre que nunca. Me di la vuelta, alejándome de allí, mientras una sonrisa brotaba de mis labios. Y el sol empezó a salir entre las nubes.


Las aguas del terror, Celia Ruiz (1º ESO A)

     Todos los peces del gran mar Cantábrico se reafirmaban en una cosa: que nunca irían a las aguas oscuras del terrible mar, que según decían los peces más ancianos, era escondite de grandes tiburones y peligrosas redes de pesca y, que aquel lugar estaba tan oscuro por culpe del agua negra, que llegó y destrozó todo lo que encontró. Pero un pececito intrépido y sin temor nada llamado Cristóbal, decidió nadar hasta el mar oscuro y volver, tomando unas buenas instantáneas.
     Nada sirvió, para que tozudo pececillo decidiera cambiar de idea. Y dos días después zarpó del mar Cantábrico para llegar al mar oscuro.
     El viaje fue agotador; por suerte, se encontró con delfín Plumín, y así consiguió avanzar un buen trecho, pero cuando ya se divisaba el mar oscuro, Plumín corcoveó y derribó a su viajero. Acto seguido se marcó tan rápido como una moto acuática, dejando una estela de espuma en el agua.
     Cristóbal empezó a avanzar al mar oscuro, se adentró en él pero, de repente, un dolor le llegó a los ojos, que cerró con fuerza. Notó que el agua le quemaba y se le pegaba como una lapa.
     Cayó como una piedra y su último pensamiento fue "No saldré nunca de aquí".
     -¿Vive, no mamá? ¿Respira?
     -Sí, Annie, mira, está abriendo los ojos.
     Cristóbal se encontraba en una casa que no conocía, la puerta era tan grande como para que pasara una ballena, o eso le pareció.
     El techo era bastante alto y las paredes estaban pintadas de un azul muy feo, la decoración estaba escogida con pésimo gusto, y flotaban trozos de dientes de... ¡tiburón!
     -¿Te encuentras bien? -una pequeña tiburón le contemplaba con ojos luminosos. En ese momento, la puerta se abrió y entró el ¡terror de los mares! El mayor asesino de los siete mares, el gran tiburón.
     -Hola, yo salvarte -dijo el tiburón-. Tú aquí, hasta tú estar bien.
     Al cabo de cinco días, Cristóbal ya estaba recuperado y había engordado cinco kilos. Los tiburones le ofrecieron un casco y una pomada mágica, que seguro habían robado, después hicieron algunas fotos al mar negro y ese día montaron una fiesta.
     Pero Cristóbal, que no se fiaba de los tiburones, decidió marcharse y cuando estos se enteraron le revelaron al joven pez sus oscuros designios... iba a ser el ¡plato fuerte del día!
     Al oír esto, el pez se marchó corriendo, empezó a nadar y aceleró; oía a los tiburones abriendo y cerrando sus mandíbulas, pero no le veían muy bien. Cristóbal suspiró y... Flaw. Una red de pesca lo capturó.
     Al ver el pez que habían capturado se relamieron y decidieron comer pescado a la parrilla.
     Una gaviota, que volaba cerca, al ver la cámara del pez en su lomo, la cogió e hizo algunas fotos, en las que aparecía el barco vertiendo petróleo.
     Después de hacer esto, la gaviota dejó caer la cámara en la aleta de un tiburón y, al pasar este por el puerto, fue capturado por una red. Por suerte para él eran ecologistas, que cogieron la cámara y detuvieron el barco, obligándolo a soltar a los pezqueñines.
     Lástima que a Cristóbal ya se lo habían comido. ¿O no? No, Cristóbal ya estaba en su casa. Regresó después de ser liberado por los ecologistas.
     Al cabo de un año de esta aventura, llegó una sorpresa: el mar oscuro estaba limpio.
     Poco a poco, los peces y demás animales marinos fueron mudándose al mar oscuro, que ahora era transparente.
     Cristóbal fue uno de los primeros peces que se marchó a vivir allí. Y con el paso del tiempo se hizo amigo de Annie, la pequeña tiburona, y se casaron y comieron perdices... Uy, digi plancton. Se casaron, comieron plancton y fueron felices.

PRIMER PREMIO

El pequeño limpiabotas, Lucas Cañizares (1º ESO B)

     David era el mayor de cinco hermanos, hijo de un limpiabotas que se ganaba la vida ejerciendo su trabajo en un café para intelectuales y ejecutivos del centro de su ciudad. Mientras su padre limpiaba los zapatos, él se dedicaba a hacer los recados que aquellos señores necesitaran: ir a por tabaco, a por el periódico, etc. Y mientras no recibía encargos, como le gustaba mucho dibujar, se sentaba cerca de su padre y dibujaba: las casas de enfrente, los árboles del parque, los perros..., y por la noche se los regalaba a su madre.
     Un buen día, llegó un elegante señor a limpiarse los zapatos. Dirigiéndose a él, le dijo:
     -Oye, niño, ¿podrías traerme el periódico?
     David respondió:
     -Encantado, señor, para eso estoy aquí.
     Dejó el dibujo en la mesa junto a su padre, recogió el dinero que le dio el señor y salió corriendo hacia el quiosco.
     Cuando aquel señor vio el dibujo de David se quedó asombrado de lo bien que el niño dibujaba.
     -¿No le interesaría que su hijo, que tiene buenas cualidades, fuera a la escuela de Bellas Artes? -dijo el señor.
     -No tenemos dinero para pagar ningún estudio.
     -No creo-contestó aquel señor- que fuera muy difícil con sus aptitudes conseguirle una beca.
     Y así la vida de David empezó a cambiar.
     Por la mañana seguía con su padre y, por la tarde, acudía a la escuela de Bellas Artes, donde le facilitaron pinceles y pinturas y le enseñaron los fundamentos del Arte de pintar. Sus progresos fueron rápidos y, a medida que fue haciéndose mayor, por la mañana iba a la escuela de Bellas Artes y por la tarde trabajaba de camarero donde su padre limpiaba zapatos. Se le ocurrió llevar al café, con permiso del dueño, los cuadros que pintaba para adornar las paredes. Los clientes empezaron a interesarse por su pintura y empezó a vender cuadros. Un día, su mentor, que tenía una sala de exposiciones, le ofreció montarle una exposición. Fue tal el éxito de la misma, que David empezó a recibir encargos y vender cuadros.
     Su vida y la de su familia cambió, porque con el dinero que ganaba pudieron comprarse una casa decente. Sus hermanos pudieron ir a la universidad, su padre dejó de limpiar zapatos y su madre ya no fue más de casa en casa limpiando por horas.
     David era el hombre más feliz del mundo, porque había conseguido sacar a su familia de la chabola donde siempre habían vivido, pero sobre todo porque se sentía útil y había cumplido sus mejores deseos.

Premios del V Concurso Literario Colegio El Valle (I)

El pasado martes 23 de abril, Día Internacional del Libro, tuvo lugar la entrega de premios del V Concurso Literario Colegio "El Valle" Alicante en todas sus categorías. Como ya dijimos, compartimos aquí en el blog los trabajos seleccionados para disfrute de todos vosotros. De nuevo, enhorabuena a los ganadores y a todos los participantes.

Categoría: Primer Ciclo de E.S.O. (1º-2º ESO)

Modalidad: poesía

Trabajos seleccionados:

Viejos amores, Ana Pérez (2º ESO)

El dulce olor de las flores
es recuerdo de viejos amores,
de tu boca dulces versos
fluyen como de la mía besos.

Mundos difíciles de juntar
hacen a mi memoria despertar,
recuerdos de tu lento caminar,
esos momentos que me hacían soñar.

Un buen día volverán a florecer
aquellos sentimientos que me hicieron crecer,
siempre supe que podía creer
en ese amor que dejé en el ayer.


En un principio era un campo, Daniel García (1º ESO A)

En un principio era un campo,
un campo verde y de color,
sin embargo ahora es una ciudad,
grande, sucia y de mal olor.

De gente empezó a llenarse el campo,
gente que empezó a construir,
construir oscuras fábricas
que transforman lo verde en gris.

Hombres de traje y corbata
que no paraban de hablar
de talar todos los árboles
para poner un centro comercial.

En un principio era un campo,
un campo verde y de color,
sin embargo ahora es una ciudad,
grande, sucia y de mal olor.

Accésit

Heart beat stops by love, Erik Valls (1º ESO B)

All the days
I wasn't fine
because of one girl
in my mind.

One morning
she talks to me,
she wants a meet
in the bar "Fleep".

In that moment
I can't speak.
In that forest
I will think.

In the appointment day
she says to me:
I want to be your girl,
and then, she stops my heart beat.

PRIMER PREMIO

Amor, Marina García (2º ESO A)

Dicen que lo bueno
tarda en llegar...
¿Tan bueno será lo mío?

Dicen que el amor
nunca desvanecerá...
¿Acaso eres tú el que se ha ido?

Dicen que las personas
nunca cambiarán...
¿Entonces qué cambió, amor mío?

La vida, deseos de
otras personas cumplirá...
¿Querrás ser tú mi estrella fugaz?


Categoría: Segundo Ciclo de E.S.O. (3º-4º ESO)

Modalidad: poesía

Trabajos seleccionados:

Mi infancia, Mónica Aracil (4º ESO)

Felices recuerdos tengo yo de mi infancia:
recuerdos cargados de nostalgia,
recuerdos que día a día se desvanecen,
¡pues solo unos pocos me pertenecen!

Angustias pasadas, ya olvidadas,
pues solo lo bueno prevalece,
inundando mis días de completa alegría.

Es ella el consuelo de todos mis males.
Recuerdo mis primeras lecciones de la vida,
aquellas que asumía tranquila.

Recuerdo cómo fui creciendo,
cómo fui olvidando,
cómo fui cambiando,
cómo fui extrañando, mi querida infancia.


En la mar, Raquel Moreno (4º ESO)

En la mar un barco verás,
en el cual tú dentro estás.
Tras varios contratiempos
muy mal te encontrarás
y a pesar de tu malestar
a tierra a tiempo conseguirás llegar.

En la mar un barco verás,
en el cual tú ya dentro no estás,
en tierra el capitán te dejó
junto a su hermana y un gran cajón,
en el cual cosas de gran valor habrá,
del que nada querrás.

En el mar un barco verás,
cual puerto no pasó.
Y a la espera de su amado se quedó.
La pobre niñita soltera acabó
y de la tristeza al vacío saltó,
acabando con su vida y esta canción.


Solo tú, Alfonso García (3º ESO)

Mi amor por ti es tan rocoso
que ni una pared de piedra lo podría romper.
Mi corazón es como un alma en pena que busca tu poder
y por ti haría cualquier cosa, hasta dejar mi alma pecaminosa.

Cuando estoy con ella se para el tiempo.

Sus miradas son distantes,
pero no esconden esos bellos diamantes
que adornan su bello y esbelto cuerpo.

Su belleza me deja pasmado,
pero su sentido del humor me enamora,
haría un pacto con el diablo solo para ver su cara
pero jamás te podré tener, ya que estoy gafado.

No te dije nada porque siempre pienso:
por qué iba a querer una mujer tan hermosa
salir, estar o casarse con esta cosa,
tan simple, feo y en definitiva penoso.

Este poema lo escribo para contar
cómo un humilde y sincero casposo
jamás, nunca, de ninguna manera podría ser esposo
de una persona digna de mi amor.

PRIMER PREMIO

Te busco, Alba Mayor (3º ESO)




miércoles, 6 de marzo de 2013

Canción del pirata

Comparto con todos vosotros un poema que me encanta, el que nos introduce en el tema 8 del libro de Lengua y Literatura: la Canción del pirata, del maestro José de Espronceda, el más excelso de los poetas románticos (con el permiso de Bécquer). Como en el libro solo hay fragmentos del mismo, aquí tenéis el texto íntegro. Espero que os guste.

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido,
del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul:

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.»

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

«Allá muevan feroz guerra,
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.»

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
como vira y se previene,
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Y ahora os dejo un par de versiones musicales del poema. La primera es de Alejandro Roop Martín y suena así:

 

La segunda, mucho más rockera, es del grupo Tierra Santa. El texto es el mismo, cambia la música y, sobre todo, el estilo musical. Pero no deja de ser Espronceda. Disfrutadlo.

lunes, 4 de febrero de 2013

Instrucciones para todo

Ya hemos visto en clase los cinco tipos de textos: narrativo, descriptivo, dialogado, expositivo y argumentativo. Dentro de los textos expositivos encontramos los textos instructivos. Hay miles de textos instructivos (cómo montar un mueble de IKEA, cómo hacer funcionar un teléfono móvil, cómo poner a punto un electrodoméstico...). Sin embargo, dentro de la literatura también podemos encontrar textos instructivos. El más conocido es "Instrucciones para dar cuerda al reloj", del escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984). Este texto pertenece a su libro Historias de cronopios y de famas, publicado en 1962. Aquí os dejo el "Preámbulo", que ya conocéis de clase, leído por el propio Julio Cortázar.



En ese mismo libro hay otras "instrucciones": para subir las escaleras, para entender tres pinturas famosas, para matar hormigas en Roma, para llorar. No son instrucciones al uso, por supuesto, sino creaciones literarias, muchas veces (o todas) con un punto de ironía. Mirad, si no, estas "Instrucciones para subir las escaleras":

   Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
   Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
   Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Con esa idea os mandé hacer vuestras propias instrucciones. Aquí tenéis algunas, no todas. Iré subiendo más poco a poco, además de que decorarán las clases.

martes, 29 de enero de 2013

El padre de la novela moderna

Mucho hemos hablado en clase de Don Quijote de La Mancha, la inmortal obra de Miguel de Cervantes. Ya sabéis que forma parte del temario de Literatura Universal. Cervantes recogió la tradición anterior: todas esas novelas bizantinas, moriscas, picarescas..., y, por supuesto, las novelas de caballerías; toda esa tradición de cuentos medievales, desde los lais y fabliaux hasta el Decamerón de Boccaccio o Las mil y una noches. Miguel de Cervantes inaugura la "novela moderna".

Detrás de esa manida sentencia, muy recurrida por otra parte, se esconde una fascinante novela que hay que leer, por lo menos, una vez en la vida (Jorge Luis Borges contaba que la releía cada año). Novela de novelas, la importancia la tenéis explicada en el tema y en el artículo que os pasé. No obstante, también podéis consultar este artículo que publicó ayer un periódico digital (sí, los periódicos también publican noticias sobre literatura).

Lo comparto aquí, aunque podéis leerlo desde la página del diario mediante este enlace.


Orejudo
Eldiario.es Antonio Orejudo

Todo el mundo sabe que Cervantes también es padre. Padre de la novela moderna. Pero igual hay gente que no tiene muy claro por qué.
Cervantes, el independentista
En las narraciones anteriores al Quijote el narrador eclipsaba la voz de los personajes. Los lectores no veían el mundo —la acción de la novela— a través de los ojos de los protagonistas, sino a través de los ojos del propio narrador, de la voz que contaba la historia.
La historia podía ser la de un valeroso caballero, la de dos trágicos amantes o la de un pastor enamorado, pero la impresión que daba en todos los casos era que los personajes no tenían autonomía, que no eran más que eso, personajes, seres nacidos de la imaginación, sin capacidad para tomar decisiones.
Alguien puede pensar que los personajes nunca tienen autonomía real. Y es cierto. No la tenían en aquellas novelas y tampoco la tienen hoy. Si Luis Magrinyà, por poner el ejemplo de un compañero y novelista contemporáneo, quiere que el plato favorito de sus personajes Olivier y Corinne en la pieza “Paisaje invernal” de su libro Habitación doble sea el magret de pato, sólo tiene que enunciarlo en el texto para que su deseo se haga realidad. En las novelas modernas los personajes tampoco tienen autonomía, aunque lo parezca.
Pero ese es el quid de la cuestión: parecerlo. En las novelas anteriores al Quijote ni los lectores ni los escritores sentían la necesidad de que los personajes de novela parecieran autónomos,parecieran estar dotados de libre albedrío, parecieran en definitiva seres humanos. Probablemente porque ni siquiera las personas reales estaban dotadas de ese sentimiento de individualidad que ahora nos parece tan natural.
Hoy cada uno de nosotros se siente irrepetible y más o menos dueño de su vida: siente que es producto directo o indirecto de su voluntad y de sus decisiones. Pero esta necesidad de sentirse individuo, esta singularidad, es un fenómeno cultural relativamente moderno, que aparece con el balbuceo del primer capitalismo, en el siglo XV, cuando la nueva economía empieza a permitir algo que hasta entonces era impensable: que las vidas no estén determinadas por su origen, o al menos no de un modo inamovible; que la gente empiece a sentirse dueña de su futuro.
Cuando esto sucede, aquellos personajes sin voluntad, sometidos al narrador, empiezan a resultar insatisfactorios e irreales. De hecho, el primer libro castellano que rompe esta tendencia es La Celestina. Calisto, Melibea y sobre todo Pármeno, Sempronio y la propia Celestina sí parecen tener voluntad propia y haberse independizado de su creador.
Sí, ya sé que esto es imposible. Sólo constato un hecho: en un momento de la historia de la literatura —hacia el siglo XV— a los lectores y a los autores les resulta insatisfactorio que un personaje no parezca tener voluntad propia. Quieren que los personajes parezcan personas, criaturas irrepetibles como el lector, seres de carne y hueso, hijos de sus obras, no marionetas creadas por una imaginación desatada.
De hecho, en La Celestina el narrador ha desaparecido, no hay nadie que cuente una historia a la manera tradicional. Son los personajes los que hablan por sí mismos, como si fuera una obra de teatro. Qué buen truco, ¿verdad?, para crear esa sensación de individualidad y de independencia.
El Lazarillo de Tormes continúa por el mismo camino. En ese libro tampoco hay narrador. O mejor dicho: parece que no lo hay. Es el protagonista quien nos cuenta su historia: es como si el personaje fuera tan autónomo que ni siquiera necesitara ya un narrador para existir. Se basta él solo para mostrarnos cómo su vida se ha ido haciendo a partir de sus propias decisiones.
En el Quijote, Cervantes lleva esta aparente independencia de los personajes hasta el punto de situarlos al mismo nivel que el narrador y los lectores.
Si las novelas medievales eran piezas muy jerarquizadas, donde el lector estaba en la base, el héroe se situaba por encima y el narrador de la historia era una especie de dios en miniatura, Cervantes democratiza —por decirlo así— este esquema y sitúa en el mismo plano al narrador, a los personajes y a los lectores: todos son personas normales y corrientes.
Cuando esto sucede, cuando el lector reconoce en las novelas la misma vida, los mismos individuos, los mismos problemas que él ve a su alrededor, siente que los personajes y el narrador no están en planos distintos al suyo, sino que son sus semejantes, sus hermanos. El narrador deja de ser una autoridad, y se convierte en alguien a quien se le puede llevar la contraria: el lector pasivo de la Edad Media ha muerto. Empieza a cobrar vida un lector nuevo, moderno, soberano y libre. Libre para juzgar, disentir, aplaudir o cerrar el libro.
Orejudo

Literatura y prestidigitación
Pero vayamos por partes.
¿Qué trucos utilizó Cervantes para liberar a los personajes literarios del yugo medieval? ¿Cómo consiguió que parecieran más autónomos, más libres?
Sí, sí, hablamos de trucos. Como en los espectáculos de prestidigitación y como en los decorados cinematográficos, los efectos literarios no son fenómenos espirituales, sino cosa de la luz y de la colocación de los objetos.
Por ejemplo: Cervantes descubrió que cuanto más separas narrador y narración, más reales parecen tus personajes, más independientes.
El narrador del Quijote es un particular que ha encontrado en un mercadillo un manuscrito en árabe que manda traducir.
No es este el narrador de las novelas de caballería o de los libros de amor o de las novelas de aventuras medievales; no es ese narrador que lo sabía todo y que era dueño de la historia y hasta de los personajes. No. Este nuevo narrador ni siquiera es responsable del texto que narra: se lo ha encontrado por ahí.
Con este simple truquito de luz el narrador se desgaja de Don Quijote, que al no tener creador explícito parece más de carne y hueso.
Otro ejemplo: Cervantes descubrió que cuanto más conscientes fueran los personajes de su naturaleza ficcional, más reales parecerían. Y eso fue lo que hizo en la segunda parte del Quijote, que publicó diez años después de la primera.
El Don Quijote de esta segunda parte sabe que existe una obra anterior -la primera parte- que narra sus aventuras. Conoce el libro y lo juzga, habla de él en la segunda parte, lo que automáticamente le coloca a nuestra altura de lectores, y le proporciona un inusitado espesor real.
Todavía tendrán que pasar algunos siglos para que a otro escritor se le ocurra que los personajes pueden incluso hablar con su autor y cuestionarle las decisiones que este ha tomado sobre ellos. Pasarán algunos siglos, ya digo, pero el camino está abierto.
Leyendo el Quijote vemos formarse delante de nuestros ojos un género que no existía antes y que a partir de este momento resultará cada vez más frecuente. Es un género tan moderno que ni siquiera tiene nombre. Nosotros hoy lo llamamos novela, pero entonces las novelas eran otra cosa.
En realidad, este género ni es género ni es nada, porque dentro de él cabe todo: todo tipo de personajes, todo tipo de tramas, de reflexiones, de lenguajes, de estructuras y hasta de géneros, porque en este moderno artefacto que se está formando delante de nuestras narices ¡hay hasta novelas dentro de la novela!
Cervantes no hizo nada que no hubieran hecho antes otros escritores. Su gran contribución —la razón por la que lo llamamos padre de la novela moderna— fue abrir de par en par las puertas de la literatura a la bulliciosa variedad ideológica y lingüística de la vida de la calle.
Orejudo
La vida normal y corriente 
La literatura medieval no se ocupaba de la vida normal y corriente, de lo cotidiano; prefería contar hazañas de valerosos caballeros en islas fantásticas o aventuras maravillosas en tierras lejanas. La vida de todos los días carecía de interés.
La novela picaresca dio un giro radical a este panorama y por primera vez en la historia de la novela en castellano las cosas y la gente corriente se colaron en los libros: dejó de haber encantadores para que entraran los frailes avaros; las molineras sustituyeron a las princesas; y los valientes caballeros andantes dejaron paso a los escuderos empobrecidos.
Aunque a Cervantes no le gustaban mucho las novelas picarescas porque solo mostraban la parte más oscura y deprimente de la vida diaria, sí aprovechó esa ampliación del campo de batallapara abrir las puertas de su libro a la variadísima vida de los caminos: por el Quijote desfilan viajeros, mesoneros, mozas, curas, bachilleres, duques, duquesas, barberos, sobrinas, presos o titiriteros.
Y cada uno de estos personajes tiene su propia singularidad lingüística. Si en las novelas medievales el narrador y los personajes hablaban todos del mismo modo, en la novela de Cervantes Don Quijote no habla como el cura, ni este como el bachiller o Sancho Panza. Cada uno de ellos es un ser singular y su manera de expresarse refleja su manera de ver el mundo.
La puerta se ha abierto, y ya no podrá volver a cerrarse. Pasarán algunos años antes de que la literatura se cuele en las casas ajenas y nos cuente los entresijos de las familias. Y tendrá que pasar todavía más tiempo para que se meta en la cama con los personajes y nos diga lo que hacen bajo las sábanas.
Pero el camino por el que transitarán todas las novelas del siglo XX ya está desbrozado: Don James Joyce ya puede escribir 1.000 páginas contando un día cualquiera en la vida monda y lironda de un hombre como tú.
Orejudo

(TAREA: Haz una lista con las cinco o seis novelas que más te hayan gustado. Piensa si esas novelas podrían haberse escrito sin esa nivelación entre narrador, personaje y lector que lleva a cabo el Quijote. ¿Existirían si el personaje literario no se hubieraindependizado en su momento del autor? ¿Podrían haberse escrito si la vida cotidiana no hubiese entrado en la literatura? Y una última pregunta: ¿se te ocurre el título de alguna novela contemporánea que parezca haber sido escrita antes delQuijote?) 

jueves, 24 de enero de 2013

Nota en el Información

El pasado 14 de enero estuvimos viendo la versión teatral de Don Quijote de la Mancha, la inmortal obra de Miguel de Cervantes. Hasta el colegio Don Bosco Salesianos nos desplazamos los cursos de 3º y 4º de ESO, acompañados por la señorita Ana y por un servidor. Aquí os dejo el recorte del diario Información de ayer, miércoles 23 de enero, en el que apareció la noticia. Si queréis ver la foto más grande, haced clic sobre ella.


Además, comparto con vosotros alguna instantánea más tomada el día de la representación.





Como sabéis, Don Quijote es una novela, así que, en esta ocasión, además de la dificultad de aprenderse el texto teatral, tuvo que existir, previamente, un trabajo de resumen y adaptación. El resultado fue excelente, como se pudo apreciar.

jueves, 3 de enero de 2013

¡Feliz Año Nuevo 2013!

Hola, chicas y chicos:

En primer lugar quisiera desearos un muy feliz y productivo año 2013. Espero que las vacaciones estén siendo fructíferas en el descanso y espero, también, que aprovechéis el tiempo para estudiar, para leer (¿Madame Bovary está sobre la mesita de noche?), para repasar conceptos. Empieza la recta final. Ánimo.

Para abrir boca para el próximo lunes os dejo con dos Power Points. El primero es un esquema del tema La lírica petrarquista en el Renacimiento y el Barroco. En el segundo podéis ver ejemplos de ese petrarquismo, cómo poemas de Francesco Petrarca sirvieron de inspiración para poemas posteriores de nuestro Renacimiento y Barroco.